Sexo: ese instinto. “La lujuria es la búsqueda carnal de lo desconocido” (Valentine de Saint-Point). Porno: una forma de explorar y manifestar nuestra fascinación hipnótica por dicho instinto. Una manera de verlo y entenderlo.
FurorPorno, y ojalá el inicio de una aventura, un juego, un lugar para discursos nuevos sobre pornografía, sin pretender, por el momento, una determinada deriva en el mundo web de contenido adulto, sin olvidar el humor, la diversión, y, por qué no, cierta analgésica banalidad.
Es un buen momento, hay una ingente cantidad de imágenes, narrativa, de historia, una necesidad de rebatir y apartarse de tabúes, tópicos, estereotipos, monopolios en la producción y consumo de los lenguajes visuales y verbales en torno al porno, para que todo ese material tenga un tratamiento diferente.
Nada de resolver aparentes dilemas, sólo abrir el debate y algunos caminos, e intentar compartirlo con gente que ya trabaja en propuestas sólidas y bien posicionadas.
Favor no desconcentrarse. Los objetivos:
1.- Ya se ha dicho explorar, eso es: navegar, adentrarse en la maraña virtual de páginas, enlaces, sitios, imágenes, con curiosidad, morbo y dedicación…
para aprender, presentar, sugerir, comentar, analizar, descubrir posibilidades sobre el porno, y, si se puede, elegir lo mejor, desde la óptica de este blog.
Exceptuando los propios límites que se impone este espacio, y que impone la ley, cualquiera sea el contenido de las imágenes y vídeos, se aportarán textos que abran nuevas dimensiones a la explicitud sexual de lo visual.
De manera que no se discriminará entre erotismo o pornografía; amateur, glam o profesional; porno para mujeres o para hombres; friki o convencional; hetero, gay, lesbi o trans, todo puede ser abordado desde otra arista.
Al fin y al cabo, el porno es siempre fantasía, representación. Porque el sexo también es mental.
2.- En esta tarea Dj, surfer, collage, una vez más lo ya dicho: siempre un lenguaje propio. Escoger los vocablos más erógenos, hipnóticos, sugerentes. Potenciar lo visual con textos creativos.
Para que paulatinamente ese lenguaje impregne cada contenido. Porque el frenesí y la vorágine de lo gráfico pide la lentitud de lo verbal, para extraer una forma de fantasía más sosegada, una líbido que se intensifica y concentra, al mismo tiempo que se expande, sin disiparse, más allá del porno como simple desahogo y consumo rápido.
Y así las imágenes pornográficas puedan llegar a plantearse como verdaderas esculturas en movimiento. Esculturas audiovisuales.
No se sabe si arte, da igual, pero aun así indagar qué pasa hasta en la más cruda y mecánica gimnasia genital, en los buenos encuadres, los ángulos más logrados y excitantes, el visual apogeo de las anatomías en una teatralizada lujuria, los cuerpos arqueados copulando o frotándose hasta la evasión, el explícito esplendor de los sexos.
Si sólo genitalidad o acaso esa palpitación, ese desdoblamiento, imaginarse haciéndolo y a la vez viéndolo, esa búsqueda carnal de lo desconocido, la sensación de nunca llegar, de no lograr cruzar cierto umbral, de no poder hacer que el deseo estalle en colores que sacien. No: el sexo no es sólo sexo
Y aunque únicamente se busque la mera instantaneidad del consumo y desahogo, vale: aquí también se diga follar, tetas, culos, pollas, chochos, mamadas, con sus correspondientes variantes y sinónimos, ya que no se pretende pijería, snobismo, cursilería ni refinamiento.
Y ahora un aperitivo
Y algo más fuerte:
Y por si todavía quedan ganas



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